Mano amiga.


¿Quién de nosotros no ha sentido —con em o sin ella— que está cerca de salir del vaso de agua —más o menos profundo— en el que sin saber cómo se ahogó, pero no encuentra esa mano amiga que le dé el empujón final para salir a flote?
Tras un mes (hoy, 5 de mayo, se cumple) en el que comencé un viaje sin saber a dónde me llevaría ni lo que me supondría, ayer por fin comencé a sentir cómo mi mano salía del agua y solo necesitaba a alguien que pudiera comprenderme; sabiendo de verdad por lo que pasamos los emróticos. Yo no tenía —ni tengo— duda de quién es la mano emrótica que me mantiene a flote, pase por mi cabeza lo que pase en los peores momentos. Han sido cuatro semanas de desconexión de la realidad, de perderme en el peligroso barrio de mi cabeza y dudar si realmente este brote sería el que marcaría un antes y un después.
Tenemos esa capacidad de poner del revés la realidad, confundirla y alterarla hasta el punto de hacernos creer que esa visión manipulada por nuestra cabecita esclerótica, es la única, la real. En ocasiones —en mi caso, muchíiiiiiiiiiiiiisimas ocasiones— somos incapaces de ver que lo que somos cuando no hay brote de por medio es solo un espejismo en el desierto y lo que verdaderamente es real es permanecer ahogados en síntomas diferentes, incomprensibles, irracionales e incoherentes. ¿Cómo no vamos a necesitar una mano amiga, sincera y comprensible que nos arrastre hasta tierra firme?

Sabemos la importancia del estado anímico en la em, que nuestro ánimo es el único capaz de luchar de tú a tú contra ella; para mí solo así, esta es capaz de mantenerse en un plano silencioso, o al menos, secundario. Ya he comentado muchas veces que no deberíamos pagar un ticket por algo que es nuestra rutina del día a día, pero ya que hay que hacerlo, mejor disfrutarlo, ¿no? Si pensamos antes de subir que nos marearemos; lo haremos, así que... ¿por qué no pensar que puede ser divertido jugar con la gravedad? En nuestro caso, es mejor tenerla como amiga.

El dilema aparece cuando esa mano amiga también necesita un empujoncito, más que darlo él. No os diré que será fácil, pero nada que merezca la pena en esta vida lo es, y en nuestro caso no iba a ser menos. Yo he tenido suerte, lo he repetido mil veces y volveré a hacerlo, mi pareja aún sano —¡Vaya! Pareció ser un problema estar sano— tiene una paciencia de santo y mi ángel —también mencionado en reiteradas veces— ha conseguido que encontremos un equilibro que nos empuje a ambos cuando la em nos atice en el mismo momento, lugar y sin avisar. 
Ayer más que nunca, descubrí que aún brotosos si damos el papel protagonista a nuestro ánimo, este puede ofrecer y recibir al mismo tiempo, sin que eso suponga un problema; centrarnos en uno mismo de cara a una recuperación es fundamental, pero en ocasiones somos capaces de recargarnos mutuamente.


No pensemos tanto —y mirad quién lo escribe—, intentemos encontrar el equilibrio en esa mano amiga con la que de verdad sepamos que podemos contar pase lo que pase y ante todo... otorguemos a la em ese papel secundario y silencioso que merece: el del olvido.

Desde aquí, solo agradecer a mi mano amiga por excelencia y mi grupo de EM Fighters todo el apoyo sin el cual, no hubiera sido posible encontrarme de nuevo en tierra firme.

6 comentarios:

  1. Felicidades por todo. Por empezar a salir a flote, y por tener esa mano junto a ti. A veces olvidamos o no vemos a quienes nos tienden una mano. Besos bella,te mereces lo mejor.

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  2. Soy muy afortunada de tener una mano que después de 10años y drama tras drama sigue ahí y una mano amiga lo suficientemente fuerte como para compartir su em conmigo y reiniciarnos cuando lo necesitamos.
    Gracias, princesa.

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  3. Bienvenida a puerto seguro... tu isla adorable... hay quien solo de sonreír nos hace la vida "vivible". Y si todos buscamos ese abrazo que nos REINICIE... Suerte y Salud... Nos leemos...

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    1. Si valoráramos las sonrisas como se merecen... cambiarían el mundo y lo haríamos de él un lugar mejor.
      ¡Gracias, Arlen!

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  4. Mucho animo y felicidades por tener ese ángel . Piensa en que siempre tendrás alguien con quien compartir tu lucha, a veces , la persona que menos te lo esperas. Lo bonito de las dificultades es poder vencerlas. Un abrazo y gracias por compartir tu experiencia tan personal. Suso.

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  5. las dificultades siempre debemos tornarlas en aprendizaje; nuestra vida se forja con ella y los obstáculos del día a día.
    ¡Gracias, Suso!

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