«Tabú-esclerótico»


¡¡Horror!! ¡¡Cerrar, cerrar, aspa, aspa!! ¡¡Sexo como tema del post!!
Sí, amigos; sexo escrito; sexo hablado;sexo compartido. Porque sí, el sexo, como todas y cada una de las cosas que consideranos naturales en nuestras vidas, puede ser escrito, hablado y compartido. Si bien es cierto, que aún la doble moral y los dobles raseros, nos hace poner cara de susto y mirar a nuestro alrededor si nos encontramos frente a un post cuyo tema sea el sexo —no nos vaya a ver alguien—. Pero gracias al sexo, estamos todos aquí.


¿Por qué escribir acerca de sexo? Sí, voy a seguir escribiendo esa palabra de dos sílabas aunque algun@s se sientan incómodos, porque... ¿quién no se ha planteado frente al diagnóstico de la EM, si sería capaz de seguir teniendo relaciones sexuales (¿así mejor? ¿menos explícito? ¿Más «cool» que sexo?)? ¿Si tendría alguna consecuencia el practicarlo, o después de hacerlo? ¿Si en algún momento tendría que renunciar a él por la em? Vale, a cada uno se lo diagnostican a una edad más, o menos activa sexualmente, pero en la mayoría de los casos se desvela la enfermedad en un momento en el que se puede considerar como normal.
En mi caso, lo primero que me vino a la cabeza fue si podría ser madre; tampoco era el momento, pero aún así no pude evitar preguntármelo ante el asombro del neurólogo sentado frente a mí. Este, intentó explicarme que no era lo que tenía que plantearme en ese momento, hasta que le expliqué mi profesión y no dudó en abordar el tema, conocedor de que sabía en qué consistía la em. También es cierto que en estos 9 años desde aquel momento, muchas cosas han cambiado.
Sabía, una vez me que me planteé el tema de este post, que no sería fácil recopilar información de primera mano; por mucho que la gente se defina como abierta en este tema. Por suerte, pude preguntar a varias personas que me contestaron con naturalidad y en todos los casos a la conclusión que llegué fue la misma, si bien contrastar en un grupo más amplio las experiencias se hizo complicado. Parecía que el doble rasero, afectaba más que la repercusión del sexo en la enfermedad.
De cara a la galería, es algo privado que no tiene por qué compartirse; vale, no tiene porqué, pero tampoco tiene porqué no.
¿Conclusión? Que al final es lo importante y el objetivo de este post: la em solo tiene una incidencia relevante en función de la evolución de la misma. Me explico, si se tienen problemas con nombre propio como espasticidad, espasmos, falta de equilibrio o cualquier otro síntoma físico limitante, creo que es obvio su repercusión. Si esos síntomas, no suelen estar presentes de manera común, pueden aparecer durante o después, con mayor o menos importancia. Pues vaya descubrimiento, pensaréis much@s, pero esto me lleva a la siguiete resolución: nuestra cabeza, tiene la misma importancia en el sexo que en la em: si pensamos en lo que pueda pasar... pasará; si queremos morirnos tras comenzar una actividad deportiva, puede pasar lo mismo con mayor o menor actvidad sexual.
¿Deseo? En mi opinión, depende mucho del deseo que se tuviera antes del diagnóstico. Siempre habrá gente más sexual que otra, a la que le afecte más o menos, las consecuencias. El sexo como tal, el convencional, igual encuentra problemas en la em, pero no siempre en función del momento y la situación.
Tanto en hombres como en mujeres, con una calidad de vida que les permita hacer las actividades de la vida diaria, no tiene porqué influir si vemos el sexo como una amplia gama de opciones que compartir con otra persona.

El sexo —vale sí, actividad sexual; porque intimidad es algo mucho más amplio— puede tener la misma repercusión que una actividad física extenuante; todo depende de cómo, con quién y en qué momento pero... la em no te cierra las puertas, especialmente mientras esta te permita hacer tu vida.

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