Listos o no, el futuro está ahí, frente a nosotros, y no dejará de fijar su mirada en nuestros ojos, miren estos a donde miren.
¿Listos para un «preparados, listos...¡¡ya!!»?
Sí, la verdad es que no siempre se quiere o se puede, estar preparados para una cuenta atrás; ¿cuántas veces nos lo permite nuestra em? No quiero que suene a excusa, pero cada uno tiene su tiempo, su momento para recibir lo que le depare el futuro de la mejor manera posible.
Muchas veces nuestro entorno —esclerótico o no— cree tener la solución a nuestros problemas sean de la índole que sean pero... ¿sería las misma si lo vivieran en primera persona? ¿De verdad es empatía lo que provoca el darnos esa solución o son hipótesis derivadas del «yo haría»?; ¿acaso importa?
De nuevo, tras muchos meses retomé la meditación. Pero en serio, de una manera organizada y programada. ¿Qué pasó para reanudarla? Obviamente no fueron las opiniones ajenas (si me conocéis algo, ya sabéis que si se me marca un camino tomo el contrario porque yo lo valgo; sí, podéis murmurar, no es algo de lo que me suela sentir orgullosa, pero aún sigue formando parte de mí). Lo provocó el sentir que me enontrarba en un punto muerto: aún sin cambio de tratamiento, mi neuro, fisio y mi psicóloga fuera de cobertura y mi trabajo en aumento sin posibilidad de pararlo. Debía —y debo— encontrar la salida o al menos el camino que me acerque a ella; así que ¿por qué no intentarlo?
Muchas opiniones se asemejan entre sí cuando lo comparto: « ¡Uy yo soy incapaz», «yo no puedo aguantar lo suficiente y mira que me pongo a ello», «¿cómo lo haces?»..., etc etc etc.
Quizá la parte buena de ser tan autoexigente —hasta límites incluso dañinos— sea esta: si algo se me pone entre ceja y ceja, lo hago, quizá porque sé que de lo contrario mi fusta no dejará de castigarme y el remedio será peor que la enfermedad.
De todas maneras ¿todo suena demasiado negativo o solo me lo parece a mí? Al hacerme esta pregunta fue cuando me di cuenta de que estaba en un punto demasiado cercano a la negatividad que no me ayudaba en absoluto; ¿de qué sirve la negatividad? Quizá solo para darse cuenta de que nos encontramos en la dirección equivocada. ¿Cuál es la correcta?; no lo sé, pero saber cuál no lo es ya es un gran paso.
Muchas veces las nubes esconden el sol pero no por eso deja de estar presente. Ilumine más o no, su luz está; aún desdibujada. Solo necesitamos saber cómo poder verla, observarla o al menos ser conscientes de que nunca desaparece lejana o no; nunca lo hace.
La positividad es una actitud, como la negatividad, incluso a veces es una aptitud. Cada uno debemos encontrar nuestra manera de acercarnos a ella cuando nos sentimos invadidos por la oscuridad.
Hay cuatro pilares desde donde puede emerger: deporte, descanso, meditación y alimentación (ya os hablaré del libro que expone una visión muy interesante acerca de todo esto); de momento os voy aportando píldoras para una solución alejada de prescripción médica en papel.
La mayor claridad suele encontrarse al final del túnel, cuanto más abiertos estén nuestros brazos, nuestro corazón y nuestra mente para acogerla y tender nuestra mano... más fuerte se hará convirtiéndose en nuestra herramienta no ya de supervivencia ni para sobrevivir, sino para VIVIR.
Niña me gusta mucho tu post, no se si son las ganas de que estés mejor, pero te leo más positiva (realista) y más ... no se como exresarlo, pero me alegro mucho de leerte así.
ResponderEliminarUn abrazo grandooote, Cleo
Gracias, princesa. Al final se vuelve a demostrar la manera de enfrentarse a las cosas, aceptarlas o asumirlas, provoca una paz interior que solo te oermite mirar hacia delante con optimismo.
EliminarPor supuesto que el movimiento se demuestra andando y si esperamos que los demás se muevan por nosotros, mejor que la silla sea cómoda. La ayuda —de ser necesaria— solo llega si nuestra mente está abierta a recibirla.
ResponderEliminarMil gracias, muuuuuuuuuuuuuuuuuuuak