Hormigas de gelatina.


Hummm..., gelatina. A muchos igual no les gusta, no les parece un alimento realmente nutritivo, pero cierto es que sus beneficios son extensos y en mayor número de lo que la gente cree pero ¿que similitud tiene ésta con las hormigas? ¿Y con la em?
¿Os acordáis de un anuncio televisivo en el que un niño frente a un plato con gelatina —creo recordar que era verde— la empujaba con el dedo y ésta se balanceaba titubeando con desmoronarse o incluso deshacerse? ¡Pero no! Se mantenía férrea, firme e inflexible; ¿os suenan a algo estos adjetivos?
¿Y las hormigas? Esos insectos que no siempre gustan, que no son los más bonitos ni llamativos pero que han inspirado fábulas gracias a su fortaleza —habitualmente invisible a los ojos—, constancia y hasta cabezonería.

Miles de veces, más aún cuando éramos niños y desconocíamos la vida tal y como la conocemos ahora, nos agachábamos y observábamos sorprendidos esas hileras de hormigas tan organizadas, como un desfile del mejor ejército, y que a pesar de las posibles dificultades y obstáculos en el camino, no se alejaban del rumbo marcado.
Muchos creen que son un insecto fácil de eliminar —no digo que no lo sea—, pero dejan a un lado que a pesar de esa afirmación tan frívola, muchos otros animales —donde incluyo a los seres humanos y no me frunzáis el ceño— no se eliminan con la misma facilidad, pero sí se rinden infinitamente antes... ¿os va sonando ya la asociación a la que quiero llegar?
Hay comidas, animales, sentimientos, situaciones y actitudes similares a todo esto; aunque no lo sean a los ojos.


 ¿Os imagináis un trabajo en estos insectos que se vea truncado por la desidia? Sí, quizá su cabeza, sus neuronas, o incluso sus hábitos sean estrictos porque no tienen opción de algo diferente; internet —gracias a dios— no está a su alcance para quebrar esos adjetivos tan positivos que las definen. Si no supiéramos —gracias a poder estudiar su comportamiento y en ocasiones hasta tener la suerte de verlo— la fuerza que pueden llegar a tener, no lo creeríamos; recordar que para el ser humano lo que no se ve no existe. Así de triste; así de real.
En ocasiones sin saberlo, en muchas otras interiorizándolo «al merme», nos damos cuenta que tenemos —y si no es así, la desarrollamos— una fuerza que va más allá de lo imaginado años atrás, cuando el «Ufff, yo sería incapaz si eso me pasara, no tendría la entereza para afrontarlo así»
No podría, no podría, no podría y tantas otras negativas que la em nos ha demostrado ser completamente falsas. Por suerte, haya más o menos atrofia en nuestro cerebrito esclerótico, nuestra fuerza no es solo física sino mental; y ésta se desarrolla más cuanto más tiempo convivimos con ella.
Paciencia, conexiones con otros compañeros que conviven también con ella y situaciones a las que sin buscarlo nos lleva la em, nos hacen ser tan fuertes e tan invisibles a la vez. Pero no lo olvidéis, solo nosotros sabemos hasta dónde podemos llegar y los demás no pueden ni siquiera imaginar.






 La fuerza mental nos ayuda a aumentar la fuerza física porque sin la primera, la segunda es más difícil de desarrollar tal y como la necesitamos. 
La gelatina es fácil de mover, empujar, observar su vulnerabilidad, que aún presente no decae; la aptitud —y seguro que actitud aunque no sea demostrable— de las hormigas guardan con nosotros, infatigables ante los empujes —más bien empujones— de la em, una similitud que bien cabe recordar y en la medida de nuestras posibilidades no olvidar.


Que muchos seamos invisibles, nuestra enfermedad o nuestros síntomas, que haya momentos en los observamos el suelo más cerca de lo que nos gustaría... hacen que al final seamos capaces de sostener un peso constante que ninguna ley de la física es capaz de explicar. 
No dejéis de creer en vuestra fuerza; seguir alimentándola y ésta crecerá junto a vosotros.


4 comentarios:

  1. La verdad es que si lo miro mi vida sigue siendo bastante parecida a la que tenía antes de la enfermedad. Cierto, han desaparecido actividades y han aparecido límites pero al final del día resulta que la hormiguita se lo ha currado con la gelatina y han hecho que la jornada sea una maravilla. Terminas deslomado, pero lo haces y lo que tu dices: invisible.

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    1. Me alegro que así haya sido; para mí fue un giro de 360 grados que aún 9 años después no se ha cesado.

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  2. Totaaaaalmente cierto princesa!! Muchas veces se me han caído las lágrimas como si de un torrente de agua se tratase... al mirar hacia atrás y ver la fuerza y endereza que he tenido en determinadas situaciones que nunca hubiese imaginado poder aguantar.
    En este tipode situaciones... es cuando de verdad sacamos esa fuerza que no sabemos que tenemos y que como una hormiguilla.... con fuerza, constancia y espíritu de superación y rodeados de los que más amamos y nos aman, conseguimos y logramos lo que queremos.
    No debemos dejar de luchar NUNCAAA!

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    1. SIEMPRE podemos más; nos superamos y no nos damos por vencidos, princesa 💪💪💪😘😘😘

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