#LaOtraNavidad


Más que #LaOtraNavidad debería llamarla #MiNavidad, porque no es #LaOtra, solo diferente, mía y sin etiquetas. La foto de cabecera es como siempre soñé #MiNavidad; sobre un edredón suave, abrigada, con ojos esperanzados e ilusiones, que un año más, podían hacerse realidad. Podía ser posible, ¿por qué no?. Como dar al comienzo de una grabación sin borrar lo anterior, solo aprendiendo de él y sin dejar de recordar lo que pasaba. 
¿Me acompañáis en #MiNavidad, esa que no es solo otra, que es toda mía? Pues vamos...



Nochebuenas entre gritos, mientras en mi cabeza solo se desarrollaban la noches de películas navideñas. 
Año tras año igual, cosa que empeoró más si cabe cuando a mis dolores —presente ya en la infancia—, se atribuían a un eso es que estás creciendo. No hará falta que os describa mi cara, todo lo contrario a la preciosidad que se ve en la foto. Pero yo, y mi alma santa —que no mártir—, callaba y callaba tras cada réplica añadiendo más bilis a las cenas. 
En Nochevieja, algo mejoraba la noche, acudía mi madrina a cenar y aunque nadie lo reconociera, el ambiente era más distendido (igual por el dichoso qué dirán), y no hacía faltan tantas películas navideñas en mi cabeza. 
Con los años cambiaron los planes, llegaron las noches fuera de casa —claro está solo la última del año—, y aunque tampoco es que me solieran hacer gracia los planes, otra cosa no, pero hogareña sí soy un rato y no me preguntéis por qué, lo importante era salir de casa. Estar fuera y sentir el frío de la noche entre gente a la que no le importaban demasiado mis dramas personales y yo tampoco me veía con ganas de sacarlos a la luz.
¿Qué era lo mejor? Poder dormir hasta bien entrado el día, si no era despertada por dejar el aburrimiento a un lado. Total, que parecía correr prisa por ver el tostón de película que eligieran. (Se me tuerce el gesto solo con recordarlo, y a todo esto, mis dolores seguían ahí, quizá incluso más protagonistas que la noche anterior y en casa continuaban con la replica, siempre que se me ocurriera decirlo en alto, de que eso es que estás creciendo). Era otro año más, pero no perdía la esperanza de que todo cambiara al año siguiente. Así fueron incontables Navidades hasta que mi cabezonería, exigencia o como queráis llamarlo, decidió que sí o sí, tendría que escapar de esa toxicidad,

¡Ah! Antes de poder poner en marcha mi maléfico plan para algunos, de abandonar el nido, en la empresa que trabajaba me destinaron a Irún —sí, como a los militares—. La vuelta a casa tampoco fue como mi niña interior esperaba, así que nada, habría que seguir esperando. Pero el día de Año Nuevo tuve una visión preciosa frente a mí: una compañera de trabajo me llevó a su casa con su familia, y sí, las Navidades que soñaba eran reales y había personas que las disfrutaban, por supuesto riñas habría, ¿pero en qué familia no?

El caso es que durante mi tiempo allí... ¡¡sorpresa!! Aunque mi cuerpo con su 1,58 no parecía querer crecer más, ni cerebro quejoso y vago —según decían algunos—, tuvo una explicación (previo paso por el suelo del pasillo helado del piso de Irún y las RMN del Hospital concertado con el trabajo ): esclerosis múltiple.  Ciclo de cortis y la verdad que salí de allí como nueva. Mi jefe en aquel momento, se quedó en mi habitación para que no estuviera sola, así que unas lágrimas rápidas al marcharse y una sonrisa de reconocimiento a mi misma, la única que sabía que algo pasaba y también que no se acababa el mundo, dormí por mi primera vez con calefacción y calentita.

Vuelta de nuevo a mi ciudad (gracias jefe, gracias), y vuelta a una situación peor de la que recordaba. Pero, ¡eh! Ya era mayor, podía decidir, tenía una pareja maravillosa y coraje para buscar una nueva salida ...

Ahora, pasados los 35 (número del que igual no me muevo), estoy en mi propia casa, con mi pareja de entonces y #MiNavidad. La de verdad. Celebrada como quiero, explicados mis síntomas sin pelos en la lengua cuando es preciso y cerca de las personas que de verdad parecen entender que mi situación lejos de ser fácil, mejora cuando solo se pregunta y no se da opinión que solo puede causar más dolor. 

#MiNavidad
#MiNavidad
#MiNavidad.





      ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELICES FIESTAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!








5 comentarios:

  1. Esa navidad bonita no tiene que borrar ninguna navidad, lo bueno es poder celebrar muchas navidades, no diferentes, año tras año, veras que cada una tiene su encanto
    Si quieres pasate por mi blog, publique hoy
    Se feliz

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  2. Respuestas
    1. Con todos vosotros, se hace muy fácil salir adelante 😘😘😘

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  3. Angie, siento que hayas pasado unas primeras Navidades de tu vida, cómo decir? mejorables. Pero tómatelo como algo que aprendemos en la vida y nos va formando y nos hace ser como somos al igual que el tener esta enfermedad. Es como un curso acelerado que mucha gente no tiene. Yo tampoco soy muy amante de las navidades, pero si tenemos la capacidad de disfrutarla porque los que están a nuestro alrededor sí la disfrutan

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