¿Hierro o cemento?

¿Hierro o cemento?
¿De qué sois?

Las palabras muchas veces son más afiladas que una espada y en una gran mayoría de esas veces, hacen más daño. Cuando ya pierden la entonación como ocurre en las redes sociales... las consecuencias pueden ser devastadoras. Pero... ¿es tan difícil pensar en los demás? ¿O es más fácil enterrarlo todo bajo cemento por no saber cómo quitarle hierro de manera empática?

¿Qué has estudiado una carrera sanitaria? «Bah, serás como todos lo sanitarios».
¿Que generalizar no siempre es la mejor opción? «Bah, a mí me vale, así que...».

¿Que has tratado a muchos pacientes con #esclerosismúltiple? «Bah, como tú hay muchos...»

¿Que nada cuenta porque no interesa tu opinión? ¡Ay! ... Ahí ya parece que damos en la clave...

Reconocer que hay cosas de la #em que se te escapan, pues no sienta bien. Pero después de entrar en el 15% de pacientes que han sufrido un brote catastrófico.
Nahhhh eso suena a patraña.
Exageración.
¿Igual es solo que la ignorancia es muy atrevida? No lo sé, tampoco tengo una incapacidad absoluta y un 52% de discapacidad para dejar de ser como soy por puñales que se lanzan sin ton ni son. Por suerte tengo un trono (como le llamo yo) de regalos a mano que me hicieron mis pacientes durante mis quince años de fisio. Y eso, es lo que queda. La empatía que sé que he tenido con ellos, con cualquiera que me necesite y sé que se lo merece. Con todos aquellos que no han estado conmigo por interés. Menudo bajón cuando me di cuenta de todos los que habían sido los que parecían estar a mi lado por su propio interés. Ya sabéis, de buena tonta. Pero es así cómo siempre entendí mi profesión sanitaria y la amistad que pude y puedo ofrecer a quienes están cerca de alguna u otra manera. Mi madre siempre decía que las mentiras tienen las piernas muy cortas, y tras un tiempo observando y cambiando mi forma de ver tanto la vida como la enfermedad en primera persona... el interés que no quiero que cambie mi nombre al de Andrés. Que ya tengo una edad, experiencias a mis espaldas y horas infinitas en psicólogo, neuropsicólogo y todo lo que termine en -logo que se pueda imaginar.

Se vive con #em, se vive siendo #neuroatípico y se vive, en especial, queriendo vivir. Queriendo sonreír y asumiendo que habrá días malos, porque todo el mundo los tiene. Porque ¡anda qué sorpresa cuando nos damos cuenta de que nuestro ombligo no es el único! Porque hay enfermedades más difíciles que la nuestra; hay un mundo ahí fuera esperándonos; hay mucho más allá de lo que podemos creer y el manido pues yo más no ayuda a mejorar ni de lejos.

Así que a vivir que son dos días. Es una merma horrible perder el tiempo preocupados por quién está mejor, quién tiene más suerte o quién vive con más suerte. Porque os digo un secreto: en las redes sociales no se dice la verdad o no toda al menos.