Bechamel adaptada


Sí... "me desinflo como la bechamel", con todo lo que me recuerda ese anuncio en la radio de hace tantos años ya que no sé si fue un sueño. Otra vida. O una que no reconozco como mía porque ¡ay, amigo! Cómo duele. Hasta que llega alguien que no conoces. No forma parte de tu entorno, ni siquiera de tu vida, y te dice: "estar a la defensiva tampoco ayuda". Es en ese momento cuando todos los colores se reflejan en mi cara. Desde el colorado (que no entiendes por qué debes ser tú quien se avergüence) hasta el granate más cercano a las llamas que al tono de cualquier paleta de colores. Y es ahí cuando piensas, «a la mierda. ¿Rendirme yo? ¿Estar a la defensiva? Ja», y sin saber de dónde una fuerza que permanecía oculta te hace volver al Be water, my friend. Y te conviertes en todos los estados disponibles... sólido, líquido, gaseoso... Pero sin olvidar quién eres y por lo que has pasado.


Esa empatía(sanitaria) que pocos conocen si no están en este mundo #neuroatípico tan mío y de tantos otros; si no has pasado por experiencias que solo se dan en algunos manuales médicos; si no has vivido momentos que al recordarlos parecen escritos en un guión de una película americana. Si no... Si no... Si no... ¿Hacen falta tantos condicionales? Demasiados tenemos ya para dejarnos llevar por corrientes llenas de clichés. De política. De lejanía que cuando menos hace falta se acercan. De no poder dar nuestra opinión porque se nos juzgue sin preguntar si hay alguna razón en concreto por la que pensar así. 
Si. Ya. Mucha supuesta empatía pero cuando te preguntan ¿qué tal?, mejor decir algo con lo que el otro pueda escurrir el bulto.
Y así un día.
Y otro.
Y otro.
Hasta que te das cuenta de que no solo es lo que te ha tocado, sino con quien te ha tocado y cuando te ha tocado. Y comienzas a preguntarte si te rociaron de algún repelente que desconoces para que nadie se te acerque solo por el hecho de tener opinión propia.
Una distinta a la de los demás.
Una de la que no deberías avergonzarte.
Una... solo una pero que parece ser demasiado grande e imponente para la mayoría en esta época en la que te tocó vivir.
Y de nuevo esa espesez. Esa que vives en silencio (como las hemorroides, ejem ejem ejem) y te haces miles de preguntas a pesar de que sabes que de tener respuesta, ni la tienes ni sabes cómo conseguirla.

¡Ay, esa manía mía de querer ayudar aunque no me pidan ayuda!
¡Ay, esa manía de pensar que mis años de sanitaria deberían tener algún tipo de peso! Pero que peso pueden tener para los demás si a mí se me olvida que fue real y pienso que pertenece a otra vida.
Ay, ay, y miles de ayes más.(Sí, busque el plural de ay y es ayes, a ver si no se me olvida...).
Nadie o casi nadie va a ponerse en nuestra situación porque no la vive. Así de simples, ajenos o como queráis llamarnos somos los humanos. Y eso no es lo peor, sino que si escuchan la respuesta o comentario que no les gusta te miran enarcando una ceja o frunciendo el ceño. Y como siempre decía mi madre «quien dice lo que quiere, oye lo que no quiere». Si te quejas buscando solo una respuesta válida, igual esta no llegue.

Y así, con esta profundidad tan poco divetida que posteé hoy, me despido hasta que mi cuerpo, mis ganas o a saber qué, me pongan delante del pc de nuevo.




















4 comentarios:

  1. Empatía real? Solo nosotros y los que tenemos muy cerca son capaces de tenela. Así que solo nos queda aprovecharla

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  2. Sin duda, Omar. Entorno muy muy cercano... Desde fuera todo se distorsiona ..

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  3. la palabra empatia, queda grande a muchas personas, nosotros sabemos de que hablamos, pero a muchos no entienden, ni les importante

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  4. Empatía como palabra de moda sin saber su significado real... una pena. Pero otra manera de filtrar quién si y quién no 🤷🏻‍♀️

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