Neuronas en nieve


 

Bajo la manta y en la esquina del sofá donde todavía se refleja el sol de media mañana, me siento reflejada en la imagen del muñeco de nieve. ¿Quién dijo que yo era friolera? Todo el mundo; pues  que sigan, porque tengo frío y aún no me han estudiado lo suficiente para saber si soy yo en toda mi esencia o es el efecto que tiene la #esclerosismúltiple en mi sensibilidad. Antes del #brote catastrófico, durante o después, así soy; con mucho frío, y la sonrisa del muñeco viene y va, para qué os voy a engañar.


Si seguimos con las fiestas que corren, se aproxima la Navidad y con ella el frío, o para quienes siempre oigo revoloteando a mi alrededor (hablo de vecinos): «No hace frío, al sol se está muy bien». ¡Vaya! Una pena que en mi casa solo dé el sol en el salón y ahí precisamente no tenga la cama, mecachis. Así que definitivamente sí, en diciembre —al menos en mi casa— hace frío. ¿Calefacción? Sí, es otra opción, pero recordando la factura de luz y gas, del año pasado... mejor no me arriesgo Si fuera por mí me escondería bajo la manta dejando apenas un ojo para ver la tele y arreglado. ¿Nadie de acuerdo? ¿No? ¿Soy la única? Pues mejor, porque en mi cama difícilmente entramos más de mi chico y yo, y mi manta es solo para mí. Igual suena egoísta, sí, pero mis parestesias presentes desde ayer no me dejan raciocinio alguno. Parecen sentirse como si mis neuronas estuvieran en la nieve y tener más chispazos que de costumbre.

Aún quedan meses de frío, con sus días eternos y no todos con sol. Además, debo seguir escribiendo mis libros y para ello la movilidad fina de mis dedos debe estar al cien por cien y contrarrestar la falta de sinapsis propia de las enfermedades neurodegenerativas y algunas otras que no tiene sentido nombrar ahora (para eso ya está internet 😜). El caso es que somos personas —estoy segura que esto también les pasa a los seres humanos supuestamente sanos— y el frío, como tantas otras cosas, va por barrios. Barrios poco sanos, barrios controvertidos, barrios pobres, barrios ricos (porque la salud eso no lo tiene en cuenta) y cualquier barrio que se os ocurra. 

¿Esa sensación nerviosa que sentimos cuando se nos duerme el pie y empieza a despertar? Eso es lo que siento desde ayer, parestesias me dijeron que se llamaba en la uni..., pues será eso, ¡¡pero cómo molesta!! El caso es que duele, el frío quema y el calor también aunque de una manera diferente, encontrar el punto medio es la clave, supongo que como todo en esta vida, pero llevo ya demasiados años dándome cuenta que el punto medio no es lo mío. El mío fluctúa que es mucho más divertido, aburrirse no es propio de cualquier enfermedad, mucho menos de esta que a cada uno se nos presenta de una manera diferente. Por algo así la llamarán la enfermedad de las mil caras. Y pocas me parecen. Pero no importa, el caso es que como dije antes todos los síntomas (y recalco el todos) son distintos y  variopintos.

En fin, el caso es que la vida es así y teniendo conocimiento de otras enfermedades neurodegenerativos, sé que tenemos hasta suerte. ¡Quién me lo hubiera dicho hace dieciocho años! Con esto y poco más, sé que en esta época esta sintomatología se repite año tras año sin mayor tratamiento que el calor, que aumentar las pastillas me parece peor opción. Así que, no me queda más que felicitaros la Navidad con la mejor salud posible y al lado de la gente que realmente queráis 😊














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