Porque no vienen solas...

Esta claro que las desgracias nunca vienen solas. Raro es que lo hagan las alegrías o las buenas noticias, pero es una verdad bien demostrada que aunque algo se ley de vida... duele igual que si no lo fuera.

No sabemos, y no creo si valdría de algo saberlo, qué hay cuando se cierran los ojos para no abrirlos más. Qué nos espera cuando ya lo hemos hecho o dejado de hacer todo. Recién salida del hospital. En mejor estado de lo que esperaba llegó la noticia que siempre se podía dar y se ha dado. Hoy, 25 de mayo, habrá unos ojos de los que no se desprenderá más la luz, esa que vi cuando tuve el diagnóstico de mi EERR a cientos de km de casa. Por aquel momento, mi suegro intentaba sacarle partido a su jubilación anticipada, aún con múltiples enfermedades y el día de hoy quedaba muy lejos. Creo que puedo confirmar que ese planteamiento también era el suyo. Realmente me sentía parte de su familia y sus pérdidas también eran las mías y hoy, aún recuperándome de uno o varios brotes que se suceden desde el 2 de enero por mi enfermedad, la noticia de la pérdida de mi suegra ha dolido más que cualquier prueba, la posible depresión o el futuro incierto que se presenta frente a mí y mi pareja. Él lleva estos casi cinco meses entrando y saliendo del hospital, sonriendo cuando pensaba que debía hacerlo aún sin tener ganas y comportándose como pocos harían frente a una enfermedad que es tan insólita y singular. Paciencia le definiría, sí, no me cabe duda. Pero  tanto él como su familia han estado ahí, he sentido su calor y no puedo ni siquiera pensar en no hacer lo mismo. Coja, sí, pero presente. Tanto en casa, como fuera, una familia no deja de serlo por unos papeles que haya o no, entre nosotros, siempre que se necesite puedes recurrir a ellos y así me he sentido hoy. Decisiones difíciles, momentos que no quieres que lleguen pero lo hacen. Sin previo aviso. Cuando todo parece ir arreglándose pero la vida, o la falta de ella, vuelve a llamar a tu puerta. Intentas respirar. Coges todo el aire que puedes. Lloras. Lloras. Y cuando menos te lo esperas vuelves a llorar. Solo piensas en quien se ha ido. Quien estaba ahí la última Noche Vieja que recuerdas. A quien has visto cómo se marchitaba y no querías pensarlo porque demasiado tienes tú con lo tuyo. No, de ninguna manera eso va conmigo, pero sí escuchar a mi pareja y a esa familia con la que tuve la suerte de cruzar mi camino y en mayor o menor medida no dejo de sentir como hermanos.

Porque no vienen solas, no, las desgracias se cogen de la mano y no parecen querer soltarse. Pero sí, nosotros, los que permanecemos, sanos o no, somos capaces de romper el hilo que la vida parece haber tejido entre ellas. 
Porque solo nosotros somos capaces de convertir los recuerdos en momentos eternos, las sonrisas en gestos inmortales y nuestros sentimientos en momentos, hoy más que nunca, en inmortales.

                                                                                                                                          D.E.P

8 comentarios:

  1. Angie, solo te puedo decir que mucho ánimo
    Y que disfrutaste de ella desde que la conociste. Tuviste la dicha de conocerla. No todos tienen a personas que la apoyen tanto. Un besote

    ResponderEliminar
  2. Gracias, princesa, de verdad. Muchísimas gracias.

    ResponderEliminar
  3. Siento mucho esa pérdida de alguien a quien querías, la vida no da respiro y tu y tu pareja merecéis todo el aire del mundo. Al menos has podido disfrutar de una buena relación y podrás centrarte en unos recuerdos agradables, recoge la enorme cantidad de besos que te mandamos mi mujer y yo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a los dos, fue difícil ir en mi situaciacón... pero era lo menos que podía hacer por ella y su familia.
      Graciaaaas

      Eliminar
  4. Lo siento de verdad, solo puedo dicir ANIMO. Entiendo que es mas facil dar animos, pero solo puedo decir eso
    UN ABRAZO INMENSO

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, todos los gestos de cariño son bien recibidos.... :) muak!

      Eliminar
  5. No vienen solas, no... pero cuando te tomes la revancha temblarán los cimientos del mundo.
    Solo puedo mandaros un abrazo muy grande. Esto hay que pasarlo. Pero hasta que pasa... cómo duele.

    ResponderEliminar
  6. Gracias, princesa, no queda de otra y como luchadoras, para bien o para mal, sabemos cómo salir de estas zancadillas de la vida que llegan en el peor momento...

    ResponderEliminar