¡Booooooooooooom!





 ¡¡Sorpresa!! Y sin pensarlo, llegó ella. No como en esa película de Los padres de ella, donde lo más importante son los suegros a pesar de los cuales el prota sigue queriéndose casar con ella; ojalá fuera tan fácil. No. No es una sorpresa tan habitual. No. Es más un eres diferente.Sí, diferente. Un diferente que pocas veces se enseña cuando somos pequeños a no ser que compartamos momentos con alguien diferente también, aunque sea antes de saberlo nosotros. Bueno, ¿y este rollo —que seguro ya sabéis— para qué? Pues seguid leyendo y un halo de luz como el de las fotos puede animaros en los momentos no tan buenos...

A mí me llegó la sorpresa conociendo casi todo su contenido, ya sabéis, fisioterapeuta más encaminada a neurología que otra cosa, aunque trabajé en trauma, y conocedora de muchos datos que no te dan los médicos. Sí, ya me entendéis. Mejor evitar lo que a lo mejor nunca pasa. Pues sí, a mi me pasó... soy diferente en toooooodo su significado. Y he de reconocerlo, me ayudó igual que dificultó en muchos tramos del camino, ¿una piedra? igual solo una china. Una jodida china, si me lo permitís, pero china al fin y al cabo. China como vajilla también me vale, muchos platos en los que aprender a organizar tu nueva vida. Amigos que igual no lo son tanto. Amantes que lo son menos. Compañeros que lo son más. Sorpresas buenas y no tan buenas —pero buenas al fin y al cabo—, puertas que aprendes a cerrar y otras que ni estaban en tus planes. Todo esto envuelto, en mi caso excepcional, por política. ¿Qué sería de la vida sin un poco de picante que no necesitas pero aún así lo pides en el plato? Todo voluntario sin saber cómo ni por qué.

Una vida nueva y excitante. Llena de atajos, recobecos que antes ni hubieras visto y hubieras pasado de largo. Recobecos, que ahora, tienes que atravesar de la mano de tu nueva amiga o a empujones gracias a ella. La vida al fin y al cabo. ¿Por qué no descubrir lo que simula ser un trampantojo pero es mucho más? Lloro muchas veces, me cuesta dejar cosas atrás, pero sé que es parte de madurar, priorizar e intentar descubrir qué es lo que de verdad importa. Tú, la gente nueva que aparece en tu vida aunque ni quisieras ni hubieras pensado... la vida en todo su significado.



Un camino que a veces se frena y tienes que volver a poner en marcha, con nuevos recursos que ni siquiera conocías ni pensabas ser capaz de poner en marcha. Pero lo haces. ¡Vaya si lo haces! 
¿Por qué no hacerlo con una sonrisa? Yo no tengo duda, y si alguno de vosotros la tenéis, pararos a pensar si de verdad merece la pena.




Podéis ser ese paraguas de color que no solo da un tinte muy natural a vuestros días de lluvia, sino que además puede generarte una sonrisa cuando menos te lo esperes. No solo a ti, también a todo aquel que se ha querido quedar. Los que decidieron alejarse, elegir otro camino, o de los que decidiste apatarte podrán ver una luz que llevará tu nombre e igual querrán volver pero solo depende de ti dejarl@s entrar.


Es un nuevo renacer en el que solo tú decides cómo escribirlo, ¿empezamos? Yo te ayudo.




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