Retrovisores y adelantamientos.




Pensamientos que no dejan de ir de un lado a otro de la cabeza. Cada vez más fuerte. Cada vez más rápido. Cada vez más insoportable. Una nube gris, densa, pesada, cree abrigarte pero lejos de eso, oprime. Mucho. Cada vez más fuerte hasta que un día... de repente abres los ojos y en el horizonte hay luz. Una que te da la calidez
que no sabías hasta qué punto necesitabas.

Y así, sin más, comienzas a entender como las voces que se creen entendidas, que muchos lees dan ese poder...  y no es así ni de lejos.
¿Desde cuándo tenemos la culpa por estar enfermos?
¿Desde cuándo el "exceso" de preocupación por unas circunstancias que te tocaron en la lotería de la vida, es un fallo que pudiste elegir no cometer? Pues mira, quizá. Podrías haber elegido mirar al mundo con rencor o llorando por tener algo que no elegiste.
Y aquí, es cuando la vida te da la opción de elegir:

A) No compadecerte y mirar hacia delante con tus circunstancias propias y demostrar tu fuerza.
B) Llorar sin dejar de hacerlo, porque no crees que puedas luchar.

Creo que ya sabéis mi opción. No critico quien elija la B. Ahí está una de las maravillosas alternativas de la vida:elegir. Pues yo elijo la A. No por ser mejor que nadie. No por creer saber cómo funciona la vida, ni la enfermedad... sino por lo que me han enseñado ambas junto con mi carrera profesional, aunque ya no pueda seguir desempeñándola. 

Elijo vivir, no bajo la lluvia, sino bajo cualquier tempestad u ola de calor.
Elijo vivir sin llorar un día sí y otro también, porque nuestro cuerpo, igual que resilencia tiene memoria.
Elijo vivir porque sino... ¿qué nos queda?

Bulos, bulos y más bulos corren por las redes sociales sin aparente freno. Yo fui la primera que durante unos años asistí a unas sesiones de acupuntura y reiki, incluso tengo el primer grado de este último, no como posible cura sino por la depresión, ansiedad... Igual también me hubiera servido meditar, relajarme de otra manera..., pero de nuevo mis circunstancias parecían ganar. Aprendí mucho, pero también era consciente de las manos en las que me ponía. Lo que buscaba y lo que de verdad necesitaba sin caer en la endominia de una enfermedad crónica que podía tener una final... turbulento fuera a desaparecer. Ante todo me tranquilizaron sus charlas de no abandonar mi medicación sin hablar antes con mi médico, el método para poder conseguir relajarme en casa ante situaciones que llegaban sin aviso previo. El cómo poder afrontar de manera diferente el  futuro que podía tener o no, por delante. Pero siempre teniendo en cuenta que yo no era culpable de nada. Que yo decicía como poder abrir el regalo que me había ocado. Claro que todo puede ir mejor con una actitud positiva, no con la em, sino con cualquier obstáculo que nos encontremos, pero eso no implica que sea fácil.
Por mi parte seguí trabajando. Guardias de 12 horas, 40horas semanales, cursos fuera de la provincia donde vivía, traslados laborales, pacientes que realizaban otras opciones para hacer más llevadera la enfermedad (las picaduras de avispas tan famosas) a las que me opuse porque pensé es peor el remedio que la enfermedad, ¿dónde está ahí la evidencia científica?. 
Después llegó el bastón como compañero de viaje y me dije: mis años de fisio, el trabajo con pacientes de em, me tiene que valer para algo... Y así, comencé a mirar de nuevo al horizonte con otros ojos. ¿Fácil? Ni de lejos, pero peor fueron los cinco meses de hospital.

Y así, creyendo en mí misa, con mis experiencias y carrera, supe que aunque sea difícil poner tu confianza en alguien que de verdad la  merezca, es un trabajo necesario. 
Cuesta, pero merece la pena. ¡Vaya si la merece! 

Desde aquí por supuesto #STOPBULOS, como stop a todas las personas con falta de empatía que buscan Dios sabe qué sin importar a quién se hacen daño o se deja de lado. 
Gracias a plataformas como #FFPaciente, por dar visibilidad y conectarnos a todos. 

Mirar al futuro sin bulos es necesario.
Mirar solo por el retrovisor para ver cómo hemos avanzado y poder afrontar el futuro con fuerza.






2 comentarios:

  1. Eso es Angy, siempre hay que mirar hacia adelante, aunque no viene mal mirar de vez en cuando el retrovisor para ver lo que se ha dejado atrás. Reiki? Yo también soy nivel 1 de Reiki, que coincidencia

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