Pensar menos, vivir más.



Una noche en blanco, de sueño y descanso, no de películas mudas con gritos ahogados.
Un miedo recurrente pero que fue olvidado hace años.
Una angustia que se come la cola a falta de ingredientes sólidos que llevarse a sus películas.
Un pensamiento positivo que no ayudaba al ser más fuertes los recuerdos.
¿Cómo se haría en época Covid? ¿Cómo respondería la gente? ¿Y yo?

Mascarilla SIEMPRE, paciente de riesgo tatuado a fuego desde que esta fiesta empezó. Esfuerzo mental para ver a mi familia cuando se pudo (y siempre con mascarilla todos), para abrir la puerta a la chica que realiza la Ayuda en el hogar, entonces... ¿por qué me angustio ante algo que no puedo cambiar? Pues no lo hago y "solo" me adapto. He tenido suerte en cómo vivo la pandemia, en la cmpañía tan importante que me proporciona mi pareja con lo que aún no ha llegado la sangre al rio XD . ¿Entonces? Entonces nada. Aceptar, sentir y trabajar en uno mismo. Esto último es el trabajo más complicado, imposible de cotizar y difícil de regular... Porque si tenemos deberes, también obligaciones.

¿Que soy extremista? Quizá.
¿Que en ocasiones duele? Sin duda, pero ¡vaya respuesta obtengo!
Mi balanza empieza a estar estable por primera vez en mi vida. Ni mi trabajo que era vocacional me aportaba tanto como el estar en armonía conmigo misma. Qué cursi, pero igual de cierto al fin y al cabo.
Por fin me siento libre para hablar y mostrar mi opinión, ¿que a muchos no les gusta y me aislan? Pues soy capaz de aprender de comportamientos diferentes al mío, que ya es mucho viendo y leyendo lo que veo y oigo.
Mi enfermedad no se traduce en paciente de riesgo por sí misma, sino por el tratamiento inmunosupresor al que me someten para conseguir mi estabilidad y una mejor calidad de vida. No fue fácil: años con trabajo físico y extenuante, entrega a terceros, cero mirar por mí hasta que la EM llegó de una manera que no podía obviar. Ya sabéis, cinco meses de hospital, vía central en carótida y subclavia, plasmaféreis y entrar en el privilegiado club del 15% de pacientes que sufre un brote catastrófico.

A pesar de todo lo vivido desde el 2008 en el que la enfermedad decidió tener un papel más importante, he aprendido a desconectarme con ella mediando mis libros, blogs y redes sociales. ¿Qué igual no es lo más adecuado? Volvemos al eterno quizá, pero quien vio todo lo que suponía mi enfermedad, ya fuera por egoísmo, falta de interés o mirar por ellos mismos como yo no hice, solicitaron el pasaporte a una vida más tranquila sin problemas ajenos de los que estar cerca.

Hago de la positividad mi día a día hasta que veo en mi entorno y en la gente de la calle el poco cuidado que tienen y la memoria selectiva de la que hacen uso para dejar lo que de verdad importa a un lado: la salud.

¿ASÍ QUE QUÉ TAL SI SOMOS POSITIVOS CON LA MASCARILLA PUESTA? Por uno mismo y el prójimo, que al final somos todos uno si nos comportamos como se debe y en ocasiones ser egoísta con nosotros en función de qué situaciones, es necesario para sobrevivir.
Que todo bien, chipiguay o como queráis llamarlo, pues no, pero cuando lloro o me dejo llevar por el #dolor intento que dure los justo y no darle bombo, porque ese bombo se vuelve a reírse de mí y eso me duele mucho más.... Así que es mejor pensar menos y vivir más.












1 comentario:

  1. Que cierto amiga!!
    Así deberíamos pensar siempre siempre siempre
    Besos

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