Camino

 


Así de divertido es nuestro camino... en cuanto parece haber algo recto, se tuerce en una curva llevándose nuestro estómago a la garganta, o lo que es lo mismo, nuestro corazón en miles de palpitaciones agobiantes que llaman a gritos a nuestra compañera de fatigas, la ansiedad.


Curvas, escollos, comentarios fuera de tono y de todo, miradas que mejor no entender y nosotros en curvas continuas sin señal de tráfico (ni de vida) que nos avise, porque.... Qué sería de la emoción de no saber qué ocurrirá a la vuelta de la esquina. 

¿Un ladrón? Sí, el de nuestra salud.

¿Una rosa? Sí, llena de espinas.

¿Una cara amiga? Ojalá, aunque siempre tendremos la mosca detrás de la oreja por si acaso.

Lo mejor sería encontrarnos con nuestra propia sonrisa, sí, esa que perdimos sin saber dónde. La que nos animaba el día y hacía que cada esfuerzo mereciera la pena. ¿Os acordáis? Una que llenaba cada rincón de la casa de alegría, cada momento de vida y cada silencio de esperanza. Porque sí, la esperanza también se quedó agazapada como un niño chico asustado a la espera de un caramelo. Pero nada de pensar en negativo que lo positivo también existe, quizá se deje ver con menos claridad en esas enfermedades #neuroatípicas nuestras, pero ahí está a la espera de que lo encontremos. 

Siempre escuché aquello de cuidado con los sueños que pueden hacerse realidad, y nada más cierto. Cada sueño que conseguía alcanzar iba seguido de algo muy malo. Por ejemplo, ser fisio de un equipo importante (quién me iba a decir a mí que sería amigo del Real Madrid)... Pues zasca, traslado de trabajo a quinientos Kilómetros. Lejos, sí, pero fue el mejor año de mi vida hasta que la #esclerosismúltiple quiso participar también en algo tan bueno. ¿Que eso conllevara volver a Madrid? Pues otro zasca, mayor cantidad de pacientes en el trabajo, implicación en demasía por mi parte... y jubilación anticipada con 36 años. ¿Que necesitaba tranquilidad? Pues en mi nuevo piso tras lo que supone una mudanza, una tranquilidad tal, que hasta los supuestos amigos se la tomaron. La lejanía ya se sabe...

¿Qué hay de positivo? Una vida como siempre la soñé de pequeña, pero con la letra pequeña, valga la redundancia, en mayúsculas y negrita que aún así cuesta ver. Un comienzo pero con menos salud que cuando era pequeña; un cambio con mayor esfuerzo de lo esperado... Pero si no puedo yo con todo lo que me exigí siempre, ¿quién sino? Así que nada de bajones cuando nos toca la lotería sin jugar, porque siempre, siempre, siempre hay algo positivo, que aunque escondido, está ahí

Mi plan para este fin de semana, encontrarlo. ¿Lo intentamos todos, cada uno con sus circunstancias?

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