Coces.


 

Doble o nada. Sí o no. Esa llegada de los extremos a nuestra vida. Yo pensaba que siempre había sido así, algo implícito, pero nunca me planteé que igual ser #neuroatípica tenía algo que ver. Y... ¡¡Sorpresa!! Va ser que sí, que todas las críticas por cómo veía las cosas, las hacía y las pensaban tenían una explicación que no me culpaba al no poder cambiarlo (del todo).


Siempre me consideré empática, quizá en exceso, y precisamente por eso sufría tanto y me llevaba tantas coces, ¡pero ay cuando llegó mi amienemiga la #em. La empatía aumentó, dejó de ser algo vocacional por mi carrera en Fisioterapia, para convertirse en una forma de vida. Una en la que comprendía a mis compañeros #neuroatípicos en sus luchas con la familia y todos aquellos que no les entendieran, a pesar de seguir llevándome coces. "A mí eso no me pasa", "yo se responder a los comentarios que no me gustan", "háztelo mirar"... y un sinfín de comentarios más que lejos de ayudar, hacían (y en ocasiones siguen haciendo), el pozo en el que me sumerjo los días malos un poco más profundo.

¿Conclusión? Me encierro en mi misma, intento no dar mi opinión ( menos en esta época donde todo puede molestar), y sigo la corriente. Al final quien de verdad me conoce y sabe por lo que paso está ahí y sabe como no jo***r. ¿Acaso es tan complicado intentar ponerte en la pie de otro persona? Ya sé que solo puede entender quien lleve mis zapatos... ¡Pero qué razón aquello de lo que no suma, que no consuma! Más ahora que hasta respirar parece consumir, dinero, gas, luz, gasolina...

Las coces están y estarán, soy consciente, por eso decido alejarme —que también es de ser fuerte— y vivir como creo merecer y sé que merezco. ¿Lo habéis probado? (Las respuestas tipo claro, ya hace mucho que soy así, no sé cómo no lo hiciste antes con lo fácil que es... bla bla bla ,mejor las dejáis pata quien lo aguante 😎😘😂).


 







No hay comentarios:

Publicar un comentario