Aquello que pasó en no sé donde


 ¿Te acuerdas de aquello que pasó no se dónde aquel día de cuando estábamos en aquel sitio?

Así, mi excelente memoria #neuroatípica quiere explicar las cosas para que me entiendan cuando mis neuronas deciden no hacer sinapsis porque no hay amigas cerca; buscar a otras ya es demasiado trabajo. Sé que a las pocas que hay aburridas en mi cerebro las caigo fatal, soy un envoltorio para ellas que nada más que va a consultas de trabajo cognitivo que se traducen en miles de ejercicios, y cuando son miles, me quedo corta. 


En casa hay tres cuadernos de dieciséis hojas cada uno, más las aplicaciones descargadas en el móvil, para adivinar palabras de cuatro, cinco, seis y siete letras ... ¡¡¡sin dar pista alguna!!! Es que ya solo de pensarlo me agobio, pero, ¡oye! Que para chula yo, que soy mi peor enemigo y me obligo a hacerlo todo con el consiguiente cabreo cuando no salen bien las palabras, o no he podido hacerlo todo. ¿Todo? ¡Claro!, para que poder dejarlo mangas por hombro con lo ordenadito que está ya mi cerebro 😓😕😤😵

¿Os suena algo de esto?

Luego nos dicen a muchos que hay que hacer ejercicio, pero sin que nos provoque fatiga, ¿y la fatiga mental? ¿No agota? ¿No supone un trabajo en sí mismo tener varias consultas y pruebas a la semana, algunas de ellas en el mismo día? Si es que cuando podía trabajar no tenía la agenda tan ocupada. Además a la gente la respuesta de "no puedo, estoy en el trabajo" suponía la razón más valida y entendible, ahora no... "si no trabajas, estás jubilada, qué vidorra, cómo no vas a poder"... Eso sí, que tengan ellos que hacer algún esfuerzo para entenderte o compaginar su vida con la tuya. No. No. No. Sus razones siempre son más importantes y no hay debate ni discusión sobre ellas.

Gracias a Dios, siempre hay ángeles terrenales que se cruzaron en algún momento por nuestra vida. Yo tengo a una excompañera de trabajo que hace encaje de bolillos para entenderme con una paciencia impresionante y qué decir de @Dbenavides2B y su mujer, también con paciencia infinita, pero esta infinidad también se acaba, hay que recargarla. Cuando quise explicarles donde vivía ahora, fui incapaz de recordar calles o cosas cercanas para indicarles, menos mal que el santo de mi pareja no puso pegas en ayudar, descifrar mis estos, aquellos, momentos y ubicaciones varias. Sin subidas de tono, solo con risas cuando llevábamos media hora sin conseguir saber qué quería decir uno y el significado de lo que respondía el otro...

En fin, así, con esta fatiga mental que supone cientos de triatlones mentales, se puede más o menos vivir; riéndose de todo y de nosotros mismos para empezar, y si no, a otra cosa mariposa. ¿Sabéis aquello que os conté en aquel momento? Pues de eso creo que hablo 😎 









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