Ansiosos, ansiedad... ¿o todo junto?

 


Hablemos claro, no digo ansiosos por querer todo para ayer (como les gusta decir a muchos jefes) o incluso para mañana o esta semana... Noooo... solemos ser ansiosos en el ámbito menos saludable de la palabra: nerviosismo, palpitaciones, mareos, náuseas... Pero mejor pongámoslo todo en contesto porque tampoco vamos a ser tan raritos.


Según dijo en una entrevista la Dra. Marián Rojas (cuyo extracto podéis pedirme si queréis escucharlo), hay una hormona, la del cortisol,  que se activa en los momentos de amenaza y alerta: si te atracan por la calle, te despiden, te deja tu pareja, estás en un lugar donde suena la alarma de incendios..., y hace que todo nuestro cuerpo se ponga en tensión tanto si eso pasa, tanto de verdad como si lo imaginamos provocando taquicardias, tensión, sudoración, irritabilidad... Y cuando vivimos en ese estado de tensión constante, el cortisol se activa ante esos ¿y si?, ¿y si?, y el noventa por ciento de todas las cosas que nos imaginamos nunca ocurre, pero la mente y el cuerpo lo viven de manera real y es entonces cuando nos intoxicamos de cortisol y nos inflamamos, perdemos pelo, peso, sufrimos de irritabilidad, colon irritable... Divertido, ¿eh? A veces es difícil bailar en esta fiesta.

Ese estado de tensión que aunque sepamos que no es real o que lo estamos imaginando, a nuestro cuerpo le da igual y aparece una nube gris sobre nosotros que no desaparece junto con la vocecilla de "ya he ganado otra vez" que nos acompaña allá donde vayamos, ya sea a un lugar seguro o no; si estamos en ese lugar seguro nos hace pensar "ya verás cuando esté en el lugar no seguro" y si estamos en ese lugar que no es seguro ya la sensación de pánico no desaparece de nuestro cuerpo y nuestra mente.

Lo viví cuando salí del hospital y la explicación era clara: volver a mi vida anterior tras un brote de ese estilo daba miedo, ok, pero ahora se repite otra vez por cosas que aunque ya se hayan hablado y mejorado, mi cabeza no lo experimenta como tal. Ya lo decían en una película: "Tu mente es un barrio peligroso, no te pierdas por ahí". Pero claro, nuestra dichosa mente no tiene gps que valga y cuando nos perdemos hay que recurrir a más medicación aún de la que tomamos, psiquiatra o psicólogo, vida social para el afortunado que la tenga... ¡Vamos! Una fiesta que quién de nosotros se la iba a querer perder teniendo entradas gratis aunque sean para el momento menos indicado. Además para todos aquellos a los que tienes la mala pata de contarlo, te dirán si no es tan difícil de salir de ese estado, solo hay que hacer esto o lo otro, y sí, remarco el SOLO, porque si fuera fácil no habría que estudiar una carrera para saber afrontarlo y aún así, ¿creéis que los especialistas están siempre happy?

Muchas veces no importan los años que se lleve con el diagnóstico ya que no podemos controlar las circunstancias que nos rodean, los cambios de estas o el ímpetu que pongamos en mantener la calma. El mundo es una montaña rusa con miles de cambios, vueltas, frenazos, aumento y descenso de velocidad y el copiloto no siempre se puede elegir... aparece como el fantasma de las navidades pasadas para reírse en nuestra cara sin ninguna empatía, porque no nos engañemos, la gente cree saber lo que nos pasa pero siempre guardamos (y debemos hacerlo) algo para nosotros que es desconocido para los demás, no sea que en quien confiemos nos traicione. A propósito o no, si nosotros tenemos circunstancias los demás también y no son más importantes o menos, las de cada uno son las de cada uno y nadie puede ni debe valorar la importancia que tienen.

Los pacientes tienden —o tendemos— a creer que lo que nos pasa es igual para todos, pero nada más lejos de la realidad, incluso en la esclerosis múltiple, que es la enfermedad de las mil caras, no hay una sintomatología igual. Parecida sí, pero imposible igual, aún así hay consejos de quien menos falta hace. No importa los años que lleves con ella a la espalda, el número de amigos fieles, personas que te rodeen, terapeutas que te lleven...Nadie tiene las mismas circunstancias; ni económicas; ni familiares; ni laborables; ni de pareja... Así que tengamos la misma empatía que pedimos y pongámonos en el lugar del otro dejando vivir como quieran vivir. 









2 comentarios: